Al menos 7 de cada 10 mujeres se
siente inseguras en la calle, según II
Encuesta de Victimización 2012 en el Perú.
Desde cuándo la galantería se transformó en un insulto. Desde cuándo el
hombre dejo de ver a una mujer por un pedazo de carne andante. Desde cuándo se
olvidaron que vienen de una mujer. Desde cuándo el hombre tiene más libertad de
andar en la calle que una mujer.
Aproximadamente eran las 10 de la noche, un sábado fiestero como todos en
nuestra capital. Caminaba cerca de una discoteca después de salir de mi
trabajo. Cerca de la puerta, encontré a tres perfumados y bien vestidos
hombres, listos para ir a divertirse y quien sabe para coquetear con alguien.
Dudé pasar por la misma acera. Pero me llené de valor y camine. Ya estaba a
unos cuantos centímetros cuando escuche el primer silbido. Quise girar pero ya
era demasiado tarde mis pies habían llegado al frente del grupo. El segundo
sujeto, que estaba contra la pared me puso su oferta de irme a su cama sin
compromiso alguno. El tercero, peor que los otros me quiso tocar. Voltee con
una mirada asesina. Dispuesta a matar. Los tres machos comenzaron a reír. El de
la oferta, me mencionó que les podía tomar fotos y denunciarlos. Los otros dos
reían. Tuve que tragarme las mandadas de madres que quería gritarles por miedo.
Sí. Por miedo a que ellos subieran el nivel de maltrato. Seguí mi camino
dejando a tres hombres riendo sin parar y diciendo: “eso de denunciar está de
moda”. El cuerpo se me lleno de nervios, impotencia, cólera por no poder
responderles o tal vez por no haber hecho un escándalo. Y que ellos sientan un
poco de humillación de la que yo sentía después de su gran acto de "masculinidad".
A todas nos ha pasado, caminar y sentir las
miradas varoniles por todos lados, una silbada por aquí o una frase obscena por
allá. Caminaste una cuadra pero parece como si hubieras andado en una pasarela
interminable. No importa que vestimenta llevas, si estas con tu uniforme de
colegio. O si estás con una vestimenta totalmente casual, como un pantalón, una
chompa y zapatillas. Ellos igual miran, hablan, persiguen y si quieren tocan.
Los hombres han tomado las calles y creen tener el derecho de hacer sentir a
una niña, joven o señora incomodas. Pues déjenme decirles hombres, eso es ACOSO
SEXUAL CALLEJERO.
El acoso sexual callejero es un tipo de violencia particular, ya que por lo general no implica una
relación entre la víctima y su agresor. Esta violencia incluye prácticas como
silbidos, comentarios sexualmente explícitos, miradas fijas, masturbación
pública, seguimiento, tocamientos (meter la mano), exhibicionismo (mostrar los
genitales), entre otros, del que son víctima las mujeres cotidianamente en la
calle o en el transporte público.
Tenía 15 años y estaba sentada en un asiento de uno. La cosa es que subió
un tipo y su puso a mi costado. Se apegaba mucho a mi brazo, volteo y veo su
miembro viril casi cerca de mi cara, me asusté lo único que hice lo empuje y me
bajé del carro, aún era una niña, de seguro si me vuelve a pasar lo mato,
cuenta Grecia, una universitaria que ha tenido que pasar esto y muchas escenas
como cualquier mujer que sale a la calle.
El acoso callejero es cotidiano y naturalizado en nuestro país. Tanto
como para mujeres y hombres. Como que en el fondo no es malo porque siempre ha
sido así. Y se diferencia de un piropo ya que este es una palabra o frase que está construida con sagacidad, picardía y
hasta cierta inocencia. En cambio el acoso callejero es un tipo de lenguaje con
contenido alusivo a la sexualidad. Que hace que la mujer se sienta humillada y
vulnerable. En la mayoría de casos se sienta culpable de usar un escote y falda
pequeña.
Creo que es fatal simplemente los “piropos” que te dicen “mamita que rica
estás”, “que rico c…”, “como te disfrutaría, flaquita” cosas así. Dice Malú, universitaria
de periodismo. Que cree que el acoso es lo que ellos creen que está bien decir
a una mujer en la calle.
Pienso que es debido a la imagen que se le ha dado al hombre, en países
como Argentina, Chile, Colombia y en el nuestro, un hombre significa que debe
ser enamorador, chabacano, desde pequeños nos enseñan que los hombres no
lloran, son los machos dominantes, mientras más masculino seas serás bienvenido
en el mundo de ellos. Reflexiona, Julio Rodríguez, universitario que está en
contra del acoso callejero. Yo creo que a los hombres de ahora se les ha
olvidado que vienen de una mujer, tienen hermanas, se casaran con una mujer y
si Dios permite tendrán una hija que nos les gustaría que ellas tengan temor de
andar libremente en la calle pongan lo que se pongan.
Decimos que es
violencia pues, además de ser no deseada, ocasiona en las mujeres impactos
negativos como temor a transitar
solas por las calles, demoras innecesarias al evitar ciertas zonas consideradas
inseguras, gastos extra para poder costear transporte privado, dependencia de
otros hombres (padres, hermanos, parejas, entre otros) a quienes piden compañía
y protección en las calles, abandono de centros de trabajo (si la zona del
trabajo es considerada insegura para una mujer), entre otros.
Por el lado de los hombres, ellos lo ven aceptable. Piensan
que es halagador. Que si
las mujeres no dicen nada o pasan por donde ellos, son porque les gusta o no le
molesta. Actúan individual pero en la mayoría de casos siempre en compañía es
decir, les gusta desenvolverse colectivamente. El acoso callejero viene desde
profesionales hasta obreros de construcción. Estos últimos son los que más
agreden en la actualidad por el boom inmobiliario. Entre ellos lo ven como una
gracia o payasada del día. Como cuando cuentas chistes a tus patas para
amenizar el ambiente.
A veces si no aceptas su “piropo” o les dices algo, te gritan “oye
botada”, “como si estuviera tan rica”, “que más quieres” como si te hicieron el
favor de insultarte en la calle, estamos en una sociedad machista y enferma.
Dice Laura, estudiante de arquitectura.
<<Los hombres tienen que entender que un halago es cuando la mujer
no se siente ofendida. Porque un halago es también saber que piensa y siente la
que recibe ello. Y que si una no dice algo no es porque le gusta. O si una sale
maquillada y con un vestido pequeño no es porque nos gusta ser tocadas o
insultadas por gente que no conocemos. Es lo mismo a decir que si sales a la
calle con tu bicicleta es porque quieres que te la roben. Si tú decides
mostrarle a tus amigos tu nuevo celular y alguien pasa y se lo lleva,
¿aceptarías que el ladrón te diga: “es que tú lo sacaste, si tú lo
mostraste frente a todos entonces yo tengo el derecho de tomarlo?”>>
Menciona, Carla Zúñiga, activista en contra del acoso callejero.
En Argentina se ha armó una campaña con polémicas frases para
concientizar sobre el acoso callejero. Impulsada por la organización “Acción
respeto”. Los afiches fueron pegados en la vía pública de varias ciudades del
país. Es una forma de ir en contra de esta enfermedad social.
En el Perú. Luego de que Magaly Solier tuviera la valentía de denunciar
al mañoso del metropolitano. Muchas mujeres se armaron de valor y siguieron el
ejemplo. Logrando que los medios de comunicación le prestaran atención a este
problema cotidiano. En estos últimos tiempos se está fomentando a más campañas
y creación de organizaciones tales como el proyecto Observatorio Virtual de
Acoso Sexual Callejero. Iniciativa de alumnos de la Universidad Católica. Para crear
conciencia sobre la problemática y
los impactos que se generan a partir del acoso en las calles. Este observatorio
que también se viene haciendo en otros países. Tiene una página virtual llamado
“datea”. Debido a la naturaleza del acoso sexual callejero, muchas veces es
difícil acreditar pruebas que permitan a las víctimas ampararse en el artículo
183 del Código Penal, que sanciona las “exhibiciones, gestos, tocamientos u
otra conducta de índole obscena”. Por ello, a través de la página web
del proyecto, las
interesadas pueden dejar su testimonio sobre este hecho, sea de forma escrita o
en un vídeo que ayude a visibilizar este problema.
También existe el Colectivo P.U.T.A.S. (Por Una Transformación Auténtica
de la Sociedad). Que trata de visibilizar la agresión solapada hacia la niña y
la mujer, como la dominación de su cuerpo. Y que hacen marchas en contra del
acoso callejero.
El MIMP (Ministerio de la mujer y poblaciones vulnerables). Iniciará una
campaña contra el acoso callejero haciendo participe a chóferes y cobradores de
combi. Indica la ministra de la mujer, Carmen Omonte. En leyes. Rosa Mavila,
Congresista de acción popular- frente amplio. Ha propuesto un proyecto ante el
congreso sobre el acoso callejero. Que criminaliza como un delito el acoso
sexual callejero como un delito autónomo diferenciándolo de la violencia sexual
en general. En el caso del "acosador
primario" correspondería una pena de trabajo comunitario y
simultáneamente una multa; mientras que
un "acosador habitual,
psicológico, que persigue a la víctima", se plantea pena privativa de
la libertad.
Muchas veces hemos tenido que pensar dos veces en qué ponernos para salir
a la calle y evitar ser insultadas, perseguidas o hasta manoseadas. Dejemos de
pensar que es nuestro vestir el que hace que el acoso callejero se genere. En
países como Irak y Somalia, que usan la
burka (tipo de ropa el cual cubre el cuerpo y la cara por completo)
existe el acoso callejero y las violaciones. Saquémonos el chip que tenemos en
la cabeza. No permitamos que el acoso siga inundando nuestras calles y el
futuro.
El “piropo” es una violencia. Ya
que es una opinión que no se ha pedido y que
transgrede el espacio del otro. Esto configura una forma de violencia que
ocurre sobre todo en aquellos casos donde se usa una connotación sexual muy
fuerte, al borde de casi cometer una violación con palabras.
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