viernes, 27 de junio de 2014

MI CUERPO NO QUIERE TU OPINIÓN

Al menos 7 de cada 10 mujeres se siente inseguras en la calle, según II Encuesta de Victimización 2012 en el Perú.

Desde cuándo la galantería se transformó en un insulto. Desde cuándo el hombre dejo de ver a una mujer por un pedazo de carne andante. Desde cuándo se olvidaron que vienen de una mujer. Desde cuándo el hombre tiene más libertad de andar en la calle que una mujer.

Aproximadamente eran las 10 de la noche, un sábado fiestero como todos en nuestra capital. Caminaba cerca de una discoteca después de salir de mi trabajo. Cerca de la puerta, encontré a tres perfumados y bien vestidos hombres, listos para ir a divertirse y quien sabe para coquetear con alguien. Dudé pasar por la misma acera. Pero me llené de valor y camine. Ya estaba a unos cuantos centímetros cuando escuche el primer silbido. Quise girar pero ya era demasiado tarde mis pies habían llegado al frente del grupo. El segundo sujeto, que estaba contra la pared me puso su oferta de irme a su cama sin compromiso alguno. El tercero, peor que los otros me quiso tocar. Voltee con una mirada asesina. Dispuesta a matar. Los tres machos comenzaron a reír. El de la oferta, me mencionó que les podía tomar fotos y denunciarlos. Los otros dos reían. Tuve que tragarme las mandadas de madres que quería gritarles por miedo. Sí. Por miedo a que ellos subieran el nivel de maltrato. Seguí mi camino dejando a tres hombres riendo sin parar y diciendo: “eso de denunciar está de moda”. El cuerpo se me lleno de nervios, impotencia, cólera por no poder responderles o tal vez por no haber hecho un escándalo. Y que ellos sientan un poco de humillación de la que yo sentía después de su gran acto de "masculinidad". 

A todas nos ha pasado, caminar y sentir las miradas varoniles por todos lados, una silbada por aquí o una frase obscena por allá. Caminaste una cuadra pero parece como si hubieras andado en una pasarela interminable. No importa que vestimenta llevas, si estas con tu uniforme de colegio. O si estás con una vestimenta totalmente casual, como un pantalón, una chompa y zapatillas. Ellos igual miran, hablan, persiguen y si quieren tocan. Los hombres han tomado las calles y creen tener el derecho de hacer sentir a una niña, joven o señora incomodas. Pues déjenme decirles hombres, eso es ACOSO SEXUAL CALLEJERO.

El acoso sexual callejero es un tipo de violencia particular, ya que por lo general no implica una relación entre la víctima y su agresor. Esta violencia incluye prácticas como silbidos, comentarios sexualmente explícitos, miradas fijas, masturbación pública, seguimiento, tocamientos (meter la mano), exhibicionismo (mostrar los genitales), entre otros, del que son víctima las mujeres cotidianamente en la calle o en el transporte público.

Tenía 15 años y estaba sentada en un asiento de uno. La cosa es que subió un tipo y su puso a mi costado. Se apegaba mucho a mi brazo, volteo y veo su miembro viril casi cerca de mi cara, me asusté lo único que hice lo empuje y me bajé del carro, aún era una niña, de seguro si me vuelve a pasar lo mato, cuenta Grecia, una universitaria que ha tenido que pasar esto y muchas escenas como cualquier mujer que sale a la calle.
El acoso callejero es cotidiano y naturalizado en nuestro país. Tanto como para mujeres y hombres. Como que en el fondo no es malo porque siempre ha sido así. Y se diferencia de un piropo ya que este es una palabra o frase que  está construida con sagacidad, picardía y hasta cierta inocencia. En cambio el acoso callejero es un tipo de lenguaje con contenido alusivo a la sexualidad. Que hace que la mujer se sienta humillada y vulnerable. En la mayoría de casos se sienta culpable de usar un escote y falda pequeña.

Creo que es fatal simplemente los “piropos” que te dicen “mamita que rica estás”, “que rico c…”, “como te disfrutaría, flaquita” cosas así. Dice Malú, universitaria de periodismo. Que cree que el acoso es lo que ellos creen que está bien decir a una mujer en la calle.

Pienso que es debido a la imagen que se le ha dado al hombre, en países como Argentina, Chile, Colombia y en el nuestro, un hombre significa que debe ser enamorador, chabacano, desde pequeños nos enseñan que los hombres no lloran, son los machos dominantes, mientras más masculino seas serás bienvenido en el mundo de ellos. Reflexiona, Julio Rodríguez, universitario que está en contra del acoso callejero. Yo creo que a los hombres de ahora se les ha olvidado que vienen de una mujer, tienen hermanas, se casaran con una mujer y si Dios permite tendrán una hija que nos les gustaría que ellas tengan temor de andar libremente en la calle pongan lo que se pongan.

Decimos que es violencia pues, además de ser no deseada, ocasiona en las mujeres impactos negativos como temor a transitar solas por las calles, demoras innecesarias al evitar ciertas zonas consideradas inseguras, gastos extra para poder costear transporte privado, dependencia de otros hombres (padres, hermanos, parejas, entre otros) a quienes piden compañía y protección en las calles, abandono de centros de trabajo (si la zona del trabajo es considerada insegura para una mujer), entre otros.



Por el lado de los hombres, ellos lo ven aceptable. Piensan que es halagador. Que  si las mujeres no dicen nada o pasan por donde ellos, son porque les gusta o no le molesta. Actúan individual pero en la mayoría de casos siempre en compañía es decir, les gusta desenvolverse colectivamente. El acoso callejero viene desde profesionales hasta obreros de construcción. Estos últimos son los que más agreden en la actualidad por el boom inmobiliario. Entre ellos lo ven como una gracia o payasada del día. Como cuando cuentas chistes a tus patas para amenizar el ambiente.

A veces si no aceptas su “piropo” o les dices algo, te gritan “oye botada”, “como si estuviera tan rica”, “que más quieres” como si te hicieron el favor de insultarte en la calle, estamos en una sociedad machista y enferma. Dice Laura, estudiante de arquitectura.

<<Los hombres tienen que entender que un halago es cuando la mujer no se siente ofendida. Porque un halago es también saber que piensa y siente la que recibe ello. Y que si una no dice algo no es porque le gusta. O si una sale maquillada y con un vestido pequeño no es porque nos gusta ser tocadas o insultadas por gente que no conocemos. Es lo mismo a decir que si sales a la calle con tu bicicleta es porque quieres que te la roben. Si tú decides mostrarle a tus amigos tu nuevo celular y alguien pasa y se lo lleva, ¿aceptarías que el ladrón te diga: “es que tú lo sacaste, si tú lo mostraste frente a todos entonces yo tengo el derecho de tomarlo?”>> Menciona, Carla Zúñiga, activista en contra del acoso callejero.

En Argentina se ha armó una campaña con polémicas frases para concientizar sobre el acoso callejero. Impulsada por la organización “Acción respeto”. Los afiches fueron pegados en la vía pública de varias ciudades del país. Es una forma de ir en contra de esta enfermedad social.

En el Perú. Luego de que Magaly Solier tuviera la valentía de denunciar al mañoso del metropolitano. Muchas mujeres se armaron de valor y siguieron el ejemplo. Logrando que los medios de comunicación le prestaran atención a este problema cotidiano. En estos últimos tiempos se está fomentando a más campañas y creación de organizaciones tales como el proyecto Observatorio Virtual de Acoso Sexual Callejero. Iniciativa de alumnos de la Universidad Católica. Para crear conciencia sobre la problemática y los impactos que se generan a partir del acoso en las calles. Este observatorio que también se viene haciendo en otros países. Tiene una página virtual llamado “datea”. Debido a la naturaleza del acoso sexual callejero, muchas veces es difícil acreditar pruebas que permitan a las víctimas ampararse en el artículo 183 del Código Penal, que sanciona las “exhibiciones, gestos, tocamientos u otra conducta de índole obscena”. Por ello, a través de la página web del proyecto, las interesadas pueden dejar su testimonio sobre este hecho, sea de forma escrita o en un vídeo que ayude a visibilizar este problema.

También existe el Colectivo P.U.T.A.S. (Por Una Transformación Auténtica de la Sociedad). Que trata de visibilizar la agresión solapada hacia la niña y la mujer, como la dominación de su cuerpo. Y que hacen marchas en contra del acoso callejero.




Y en campañas, el día 22 de junio se realizó una campaña contra el acoso sexual en el metropolitano. En la estación central con la iniciativa de Protransporte y PNP. 


El MIMP (Ministerio de la mujer y poblaciones vulnerables). Iniciará una campaña contra el acoso callejero haciendo participe a chóferes y cobradores de combi. Indica la ministra de la mujer, Carmen Omonte. En leyes. Rosa Mavila, Congresista de acción popular- frente amplio. Ha propuesto un proyecto ante el congreso sobre el acoso callejero. Que criminaliza como un delito el acoso sexual callejero como un delito autónomo diferenciándolo de la violencia sexual en general. En el caso del "acosador primario" correspondería una pena de trabajo comunitario y simultáneamente una multa; mientras que un "acosador habitual, psicológico, que persigue a la víctima", se plantea pena privativa de la libertad. 

Muchas veces hemos tenido que pensar dos veces en qué ponernos para salir a la calle y evitar ser insultadas, perseguidas o hasta manoseadas. Dejemos de pensar que es nuestro vestir el que hace que el acoso callejero se genere. En países como Irak y  Somalia, que usan la burka (tipo de ropa el cual cubre el cuerpo y la cara por completo) existe el acoso callejero y las violaciones. Saquémonos el chip que tenemos en la cabeza. No permitamos que el acoso siga inundando nuestras calles y el futuro.

El “piropo” es una violencia. Ya que  es una opinión que no se ha pedido y que transgrede el espacio del otro. Esto configura una forma de violencia que ocurre sobre todo en aquellos casos donde se usa una connotación sexual muy fuerte, al borde de casi cometer una violación con palabras.




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