La Tauromaquia, una
manifestación cultural para muchas personas y para otras tan solo es un vil
espectáculo de 20 a 30 minutos que finaliza con la estocada final que se le
propicia al toro de lidia. En sus inicios se realizaba un sacrificio utilizando
al toro con el objetivo de fertilizar la
tierra con su sangre y traer la inmortalidad a los fieles, una práctica que se
realizó en el imperio romano, siendo traído desde Asia Menor como reverencia al
dios Mitra, muchas ciudades adoptaron esta tradición, pero agregaron al torero
como verdugo de esta locura artística.
En nuestro país hay dos grupos que están divididos, los que están
en contra que viene a ser la gran mayoría y una minoría calificada como clase tradicionalista
oligárquica que está a favor de las corridas. Pero ¿qué entendemos por arte?
EL ARTE MACABRO
Desde el punto de vista de aquellos aficionados por las corridas
de toros consideran que es un arte porque no es simplemente acabar con la vida
del animal. Ellos ven un espectáculo
digno para que el toro pueda morir con “honor” y el torero pueda recibir los
aplausos correspondientes de una lucha a muerte, que tiene como ganador al
Torero y en otras ocasiones el Karma se encarga de cobrarse las vidas de
aquellos seres indefensos que llegaron a la plaza sin saber por qué.
Partiendo desde la postura que muestran los taurinos, no hay límite
de edad para convertirse en aficionado, desde pequeño de esto que ellos llaman
“Expresión plástica”. Baldomero Cáceres, actor peruano aficionado por los toros,
nos dice: “Me llevaron de muy chico a los toros. Jamás a un espectáculo
violento como el box, o la impune demostración de capacidad para matar como es
un desfile militar… Pero volví por mi propia insistencia a los 12 años y desde
entonces he cultivado mi afición que creo que ha contribuido a enriquecerme
como ser humano y asumir esto que ahora es una afición “políticamente
incorrecta”.
Los toros de lidia son considerados como fieras únicas, dispuestas
a pelear, y presentarse en las corridas
de toros, a diferencia de las otras razas. Afirman los taurinos que ellos
tienen la oportunidad de poder seguir viviendo más años, ya que tienen una vida
mucho más prolongada que aquellos que van al camal desde terneros como producto
de mercadería.
Se habla del indulto como
una oportunidad sólo para la raza BOS TAURUS IBERICUS, siendo una
particularidad que tiene esta casta en sus genes, es en el momento del
enfrentamiento donde demostrará esas características que lo denominan como tal.
Es por ello que se le otorga el indulto, es decir se decide no matarlo y que sea
preparado para una próxima demostración, pero que tarde o temprano acabará
muriendo de la misma forma violenta y sin compasión.
TORTURA NO ES CULTURA
Por otro lado, los antitaurinos ven esta situación como un castigo
a la especie animal en general, no basándose en la historia que pueda esconder
las corridas de toros, simplemente hay algo que nadie podrá negar, el dolor que
siente un toro al recibir las banderillas y como bien diría Isaac Mekler “¿Qué
arte existe donde corre tanta sangre?, ¿En la pintura hay sangre?, ¿En la
poesía hay sangre?, ¿En la música hay sangre? “. Una idea que conciben todos
los antitaurinos es, no aprobar todas las tradiciones, fiestas populares o
creencias, simplemente por que mantenga un carácter histórico, lo preocupante es que se dañe la
integridad de otros hasta el punto de matar a su víctima y que eso sea llamado
“arte”.
Se encuentran ciertas evidencias que corroborarían el maltrato
previo al toro antes de que parta al ruedo, como por ejemplo: que se les limen
o recorten los cuernos (hecho conocido en argot taurino como el “afeitado”) de
esta manera se encuentran en desventaja, no alimentarlos un par de días antes,
pero lo llenan con agua para simular el peso que evidentemente es falso, una
serie de torturas que lo único que buscan es debilitarlo al toro para que
cuando sea su turno no tenga como defenderse y consecuentemente caiga rendido
sin tener otra alternativa que morir.
Por muy emblemáticas que puedan ser las corridas de toros, es
inadmisible que sea el hombre o el toro quien tenga que morir muchas veces. No
es posible que se aplauda y sea toda una “fiesta”, rindiendo júbilo a un acto
que solo incite a ver una plaza envuelta en euforia teñida de sangre.
Este tema tan controversial
y cuestionado por ambos grupos taurinos como antitaurinos con diferentes
perspectivas una contraria a la otra, no se hace más que ahondar en el tema y
no se hace nada. La justicia debe tomar medidas al respecto, mostrar cuál es su
punto de vista con referencia al tema planteado, si da por concluido el show o
sigue permitiendo que la tradición nos deshumanice por mucho más tiempo.
La
campaña FUERZA TOROS que fue promovida por el grupo ALCO (Animales libres de
crueldad y opresión) en el año 2006 y 2012, se dio con la finalidad de que las
corridas puedan llegar a su fin en el país, muchas agrupaciones animalistas se sumaron
a la marcha para eliminar todo acto que implique dañar a los animales, más aún
que se los utilice como parte de un espectáculo. Lamentable fue la noticia
cuando se supo que el congreso no había dado respuesta alguna, adjuntándolo
dentro de los temas pendientes a debatir en un futuro.
La
única ley que se aprobó fue la de no permitir que menores de edad entrasen al
recinto como espectadores, ya que de alguna forma esto carga con un alto contenido de violencia, pero es lo mismo que
nada, se siguen matando vidas inocentes de una forma cruel, un fin
injustificable en el que los taurinos ponen como fundamento que los animales no
tienen derechos. No se trata básicamente de derechos si no de un acto de
consciencia.
POR: Gabriel Alonso
Taquire Hancco.
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