Tema complejo, pero
interesante. De diversos significados y de hallazgo nulo. ¿Existe realmente? Hay
de los dos: los que sí creen y los que no. Los positivistas, la anhelan. Los aburridos,
la descartan. Los jóvenes, la creen aprehender. Los adultos, la requieres. Los
payasos, la entregan. Los psicólogos, economistas y filósofos, la estudian. Y otros,
la obvian y la rechazan. Sin saber, a ciencia cierta, qué es y cómo se obtiene.
La Real Academia
Española define a la felicidad como el estado del ánimo que se complace en la
posesión de un bien. Pero para Reynaldo Alarcón, psicólogo y profesor de la
Universidad Ricardo Palma, el dinero sirve para subsistir y también para
obtener, de alguna manera, la felicidad.
Sin embargo, afirma
que no es lo mas relevante para conseguirlo, porque se ha demostrado a través
de estudios científicos que solo sirve para satisfacer las necesidades básicas.
Cuando se obtienen más ingresos no significas que, también, se incrementa la
felicidad.
“En la actualidad,
las relaciones interpersonales es uno de los factores mas importantes en la
búsqueda del bienestar y del fin supremo más anhelado, la felicidad”, concluye
Alarcón.
Economia y Felicidad
Jurgen Schuldt,
docente y economista de la Universidad Pacífico, ratifica lo dicho por Alarcón
y manifiesta, en un artículo escrito en el semanario Hildebrandt en sus Trece,
titulado “Cifra de Felicidad”, que la satisfacción subjetiva (felicidad) es
calificada erróneamente por los economistas como una consecuencia, relevante,
del incremento de la economía.
Explica que las
cifras del incremento económico, de potencias como EE.UU. y Japón, después de
la segunda guerra mundial, fueron acrecentándose. Sin embargo, esto no
significó una elevación de la felicidad de las personas, la cual se estancó y no
ascendió. “Del crecimiento del PBI no depende la satisfacción subjetiva”,
afirma Schuldt.
En cambio, para
otros la obtención de esta se da cuando las personas ríen, la manifestación mas
identificable de la felicidad. “Para mí, el simple hecho de ver sonreír a las
personas me hace feliz. Y estoy seguro que también lo son. Creo que nosotros
los payasos contribuimos a hacer feliz a todos, sin excepción. Es, quizás, el
trabajo más sacrificado”, cuenta Alfonso Rojas –payaso y animador de eventos.
Continúa: somos los
menos remunerados, nos las buscamos con lo que podemos; sin embargo, nosotros,
los payasos, quienes incentivamos y generamos felicidad (en una sociedad tan
estresada y preocupada como la nuestra) no recibimos, en la mayoría de los
casos, ni las gracias.
Felicidad: cuerpo y alma
El profesor Fernando
Muñoz, filosofo y lingüista de la Universidad nacional Mayor de San Marco,
cuenta: “En la Grecia Antigua, Epicuro fue uno de los primeros, al menos el mas
perseverante, en hablar y sustentar una teoría de la felicidad, desde una
perspectiva distinta a la de Aristipo de Cirene, fundador de la Escuela
Cireinaca”.
Y agrega: “Epicuro
decía que la felicidad como bien supremo se obtenía a través de las satisfacción
de los placeres”. O sea, mientras mejor administración del placer, más rápido se logrará una vida feliz.
No obstante, Epicuro
afirma que los impedimentos y la realización de los “apetitos” influyen en la
consigna por la búsqueda de la felicidad. Muñoz, explica: “Existen tres tipos
de apetitos: el primero, los naturales y necesarios: alimentación, vestimenta y
seguridad; el segundo, naturales pero no necesarios: conversación amena y
divertida o gratificación sexual; el último, no naturales ni necesarios: poder,
fama, prestigio”.
Además, lo mas
resultante de esta teoría es la separación del cuerpo y el alma, no
contraponiéndolos. “Hay dos tipos de placeres, el del cuerpo y del alma. El
primero plantea que la obtención de la felicidad es breve, fugaz y transitoria:
comer, beber, gozo sexual, etc. Mientras que el alma, para satisfacerla se
necesita una práctica constante y persistente de los valores. Esta última adquisición de la felicidad es mas duradera y prolongada”, dice Fernando
Muñoz.
No importa cómo se
intenta obtener la felicidad. Si no prácticas los valores, tanto éticos y
morales, no podrás conseguirla de modo permanente. Pero si quieres una
felicidad pasajera, continúa tu ritmo de vida. Lo que al final vale, es
experimentarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario