lunes, 7 de julio de 2014


"Mi mundo de caballos, mí paso a paso al ocio"



Quién diría que una salida con la familia al hipódromo  sea un  lazo para  un  adolescente  y luego  sea embelesado por los corceles de colores. Y que  años más tarde,  esté a disposición del gran estadio a fin de cuidarlos y gozar momentos inolvidables. La vida junto con los caballos es emocionante. Aunque deba desempeñarse en ciertas labores.  Ser el que adiestra a un caballo no es una tarea muy fácil  puesto que, debe poseer paciencia y estrategia, además de una ardua labor. Su Di Noi  y  Quimbo, son los  preferidos del actual estudiante  y trabajador del hipódromo.  Anécdotas que contar  y de cómo es la vivencia en un ambiente fuera de vídeo juego o alguna otra atracción que un muchacho pueda anhelar.

El hipódromo de Monterrico también llamado “El Coloso de Surco”, ubicado en el distrito de Surco. Se inauguró el 18 de diciembre de 1960. Un complejo deportivo, que desde antaño ha sido reconocido por los peruanos y  a pesar que los años sigan pasando, sigue presente en cada persona. Y es dónde un muchacho logra persistir desde los catorce años hasta este momento, con sus 19años.


El estilo de vida de los caballos se deben gracias a individuos que hacen lo mejor para otorgarles una buena vivencia en su hábitat. Un estudiante y más que eso, un seguidor y amante de los caballos. Aunque también es un trabajador que ha permanecido seis años de su vida en  el mundo de los jinetes, cuenta como ha sido tal experiencia y la comodidad que sintió. Estaba charlando muy a gusto con él  y de pronto  le mencioné la palabra 

(Alfonso Gastañaduy con su corcel en pleno ocio).


hipódromo y automáticamente  responde: “carreras de caballos, apuestas en las carreras y buenos recuerdos con mi grupo de trabajo”, indicó Alfonso Gastañaduy. Empezó cuando él tenía catorce años aún estaba en la secundaria. La primera vez que pisó el hipódromo es cuando se dirigió con su familia, “fue muy emocionante y lo sentí nuevo en mi vida no  imaginé quedarme laborando acá”, añadió.
Tan solo permanecer algunas horas en el estadio y apreciar a los caballos, quedando impresionada con su desempeño y de cómo corren y ponen de su parte para poder ser el ganador, pese a que, no lo sepan estos corceles. Sin embargo, muchas personas apuestan muy buena cantidad de dinero, a fin de entretenerse o simplemente a la adicción del “juego” que observan. Lo especial de estar en ese maravilloso mundo es la naturaleza que uno puede percibir. Alfonso Gastañaduy señaló que, la vivencia dentro, es formidable. 

Permanecer tantos años laborando con los corceles debe haber anécdotas que contar. Y claro que sí, “cuando estuve montando un caballo y en un momento el caballo se asustó por un ruido de un carro, empezó a correr demasiado, y yo me asusté porque estuve sin protección pero gracias a Dios no ocurrió nada malo”. Montar a un caballo en lo personal, es muy genial, sin embargo si no hay protección, esto sería grave.
(El caballo preferido “Quimbo”- Hipódromo de Monterrico- Surco) 


Cada corcel que ingresa al estadio y que permanece ahí, suele tener  su peculiaridad. Su  estado físico corporal, las manos, las patas, por otro lado, muestra un pecho muy bien formado por el entrenamiento. En cuanto a las competencias los caballos poseen cualidades. “Las cualidades que tienen es que son muy rendidores en competencia y sanos, ya que no se enferman”, señaló. También se encuentra rocines salvajes que son amansados por bien de todos y de la misma carrera. Son adiestrados para que corran con potencia y aquel que lo monte no le pase nada. Se piensa tanto en el animal como en la persona. “El jinete que se monta al caballo que no está amansado su actitud es nerviosa muchas  veces corren sin rumbo. Y es por  eso que sufren lesiones”.
  



(La yegua "Peliculera")


Como todo animal su cuidado es primordial, a comparación de los toros, los caballos son muy bien cuidados y alimentados. “Su alimentación  y su hábitat donde se encuentran están muy acondicionados para su estado de salud”, mencionó.  Su alimentación principal es  la comida de pasto seco, cebada, alfalfa, zanahoria, avena, en algunas oportunidades se le adiciona aceite o alguna otra vitamina para fortalecer sus músculos y fibras. Alfonso Gastañaduy, estudiante de periodismo me cuenta que, montó su primer caballo a los 14 años y sintió que era como sentarse en una moto por la tranquilidad que se siente y por lo dócil que puede ser el corcel. 

 “Fue una gran experiencia”. Hay diversas razas que podemos hallar en el hipódromo, por ejemplo: “alazán, castaño, zaino, rosillo, tordillo y la famosa raza, pura sangre, cuando el caballo es hijo del padre y madre de sus abuelos”.
Generalmente estos corceles tienen un tiempo determinado para poder correr. Se estima a partir de los tres años. Sin embargo si presentan condiciones favorables galopan a los dos años. Mientras que los no adiestrados, compiten a los cuatro años.


 “He domado a unos 10 caballos y con esos he trabajado” añadió. Los accesorios  que utilizan son cascos para evitar golpes en la cabeza, un chaleco amortiguador para las caídas, unas botas de cuero para no sufrir pisaduras de los caballos, guantes para evitar algún corte en la mano o en los dedos al momento de montar,  los lentes y la fusta del jinete que es el látigo. “Mayormente  el látigo es  para poder animar al caballo a ganar en una competencia” indicó.

Sin duda Alfonso tendrá sus corceles preferidos con nombres muy originales y además por las actitudes que presentan. “Su Di Noi que es una yegua tranquila, un caballo de la raza alazán, que pesa 560 kilos de nombre Quimbo. Otros caballos como Azurro, una yegua Chinchilla”, mencionó.

El mejor caballo debería pesar, según  su punto de vista unos 500 kilos. Asimismo, sano, dócil y su cuerpo en buena forma. Todos los seres vivos realizan sus ejercicios para la buena salud. Los caballos hacen ejercicios en la cancha de tierra y   ejecutan unos piques de 400 o 500 metros. Otros realizan de 1000 metros e incluso la distancia de la competencia que participarán. Al observar como labora, son muy atendidos con una buena alimentación, el descanso que deben tener después de una hora de entrenamiento es efectivo.
Cada quien elige su comodidad. Sin embargo, no muchos lo logran. Alfonso Gastañaduy tiene la facultad de poder estar en un lugar donde es acogedor. Él está gustoso por haber conocido el hipódromo, jamás pensó permanecer tanto tiempo. Además lleva una vida equilibrada y a diario puede contemplar  cada carrera.

By: Hillary Romero Rodríguez.













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