miércoles, 9 de julio de 2014

CEGUERA SIN BARRERAS

                      CEGUERA SIN BARRERAS

 Historias  de personas videntes que rompen las barreras  de los caminos oscuros de la vida.

Por: Cindy Ruiz 

Más de medio millón de personas circulan todos los días entre la plaza Bolognesi, pero pocos se detienen  a mirar que ese lugar está rodeado por ciegos llenos de habilidades, destrezas y cualidades, sin embargo, ellos son invisibles ante nuestros ojos.

Alex Sánchez de 39 años juega ajedres hace diez años, encuentra a
sus contrincantes en el Centro Nacional de Ciegos

Una luz de esperanza

"Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que viendo, no ven."    - José Saramago-

Ellos  perdieron la vista por muchas razones, pero nunca  perdieron la luz de la esperanza, jamás se amilanaron ante su discapacidad, tampoco  se detuvieron  para construir   sus propios colores imaginarios.
Ella se imagina qué cosas haría con el
premio de dicho concurso

Este es el caso de Denise Felisa Cajas  de 29 años, quien  nació mirando el rostro de su madre y el mundo lleno de colores, pero jamás se imaginó que a sus 15 años una catarata que es  una opacidad del lente  al  cristalino del ojo, le arrebatará  los colores de la vida.

Esa dolencia se produjo a raíz de un accidente automovilístico cuando ella, viajaba con sus padres al departamento de Junín.

Cuando fue trasladada al hospital, los médicos dijeron que las cataratas había dañado sus corneas, “solo un donante  de corneas puede salvar la visión de Denise”, dijo el médico de turno, sin embargo, el donante  nunca llegó.

Los días eran amargos para Denise, no había  día que no tenga heridas en las rodillas producto a los tropiezos que se deba cuando intentaba caminar sola.

Denise  no quiso saber nada de la Vida,  intentó suicidarse por más de dos veces, ahorcándose con sus pasadores, pero  fue auxiliada a tiempo por su madre.

Solo estuvo en su casa un año después del accidente, ya que sus padres la llevaron a la escuela Luis Braille en Comas. Donde ella aprendió  a caminar sin tropezar, a leer en el sistema Braille y descubrir la pasión por la cocina.

“Soy una buena cocinera”, -me cuenta sonriendo-, “acabo de pasar el tercer nivel de un concurso organizado por una bebida conocida,  que  busca a la mejor cocinera discapacitada”.

“Me presenté con el plato estofado de carambola, y te preguntarás como lo hago, es fácil, con solo sentir el olor de los ingredientes, lo puedo hacer”.

Tiene fe que va ganar el concurso y con el premio, ayudaría en los  gastos de la medicina de su pequeño Luis, quien nació mirando al mundo hace siete años.

“Mi hijo es lo único que tengo”-empieza a llorar -, su hijo  está internado en el Hospital del Niño, hace un mes, producto de  una tuberculosis crónica,  por la falta de alimentación.
Ella me dice: “prefiero está oscuridad tenebrosa a  escuchar los  quejidos  de mi pequeño, cada vez que le inyectan”.

“Recuerdo cada palabra de él, ¡mamá no te vayas a caer!, pero eso no es lo más triste  porque cuando le di a luz solo escuche su llanto. Jamás  conoceré el rostro de mi pequeño hijo, aunque él me pueda ver.” 

Denis se apresura en bajar las escaleras, para ir al
Hospital del Niño en busca de su pequeño Luis 


El éxito  sin  colores
Hesnard, desde su ecritorio, posa en su escritorio para la foto

Hesnard Espinoza Pajuelo, tiene 32, es padre de una hermosa niña de diez años, profesor de Ciencias Sociales en el colegio Luis Braille en Comas y coordinador del Centro Nacional de ciegos.

Hesnard, quedó ciego a los doce años, cuando jugaba fulbito con sus primos en su natal Ancash.“Era el último  pelotazo que lanzó mi primo, es lo que –recuerdo”,-me cuenta-:Esa pelota destrozó  mis dos ojos”.

“En mi pueblito no había avanzado la tecnología oftalmológica, por eso me quedé ciego”, sonríe.
Los días pasaban  para él  sin hacer nada, desde que abandonó el colegio. No se acostumbraba a caminar. El punto de referencia es una pared”.

Trataba de caminar horas y horas sin que nadie lo vea, sin embargo, sus padres eran siempre sus lazarillos.

Hasta que un día él escuchó,  una emisora radial “Santa Rosa de Comas” dónde decía últimas vacantes en el colegio Luis Brille, solo para personas videntes , “ era mi oportunidad mis padres me trajeron a Lima ,luego me internaron en ese colegio , donde acabe mi secundaria”.

A pesar de su discapacidad  visual, no se detuvo, siguió estudiando,postuló a la universidad Nacional de San Marcos, ingresó a la facultad de ciencias sociales.

Después de haberse graduado se casó, con su compañera del colegio, quién también es ciega, producto de la relación tuvo una hija  de nombre Brenda.

Su pequeña niña también es ciega pues heredó la ceguera de su madre.

Espinoza, dice “la verdadera luz en mi camino es la existencia de mi hija”: por nuestra ceguera, sé que vivimos en el mundo de los desconocidos, donde jamás se podrá saber quiénes somos.



Luis está escribiendo mi nombre, en la
máquina de escribir llamada Ericka
“Los ojos no sirven  de nada a un cerebro ciego.”
-Proverbio árabe –

Se acerca un señor trigueño, de voz melodiosa .Tenía puesto un conjunto azul polar con huecos, producto de los años, llevaba el cabello con un corte perfecto, y los ojos sin pupilas blancas.

-“Soy Luis Quispe, el bibliotecario .Vamos a pasar  a la biblioteca” -.
Me pide lo que siempre pide a sus alumnos: apagar el celular, quitarse el reloj si tiene luz, .No hacer bulla.

-“Apoya tus manos en mi cintura y déjate llevar. Si  durante  el recorrido me  quieres pedir algo, solo grita mi nombre”-.

El bibliotecario sin pupilas  caminaba tan rápido sin tropezar,  por el salón de los tres mil libros, me contó –“me demoré  en aprender, por más de un año, los nombre de  estos libros, ni hablar con los nombres de los autores”.

Quispe, tiene 40 años, es hijo de padres ciegos, dónde heredó una catarata congénita, aquel que nace con el cristalino opaco y por lo tanto no le permitió ver.
Además  de trabajar como bibliotecario en el Centro Nacional de Ciegos, también es profesor de computación en la mañanas, al mando tiene  15 alumnos videntes,-“me sacan las canas verdes”-me dice sonriendo.

Luis enseñando a su alumna María el programa de Excel
Él, no terminaba  de contarme como había ejercido la docencia, en su tiempo libre,-“soy un profesor, muy exigente, cada vez que mis alumnos, me quieren hacer el avión, abriendo otras páginas que no son del curso, le voto  de clase “, se muestra serio.- “Me gusta que mis alumnos aprendan.-“

Luego trae consigo un periódico de nombre Publimetro, empieza a explicarme  que es el primer diario para ciegos,-“nosotros también nos enteramos de lo que pasa afuera, en el mundo de la luces.-“

El primer periódio impreso en sistema
Braile de nuestro país, a cargo de la
empresa Publimetro 
Ese boletín informativo impreso  en sistema Braille, un formato de escritura en relieve basado en la combinación de seis puntos distribuidos en dos columnas de tres, llega cada mes de manera gratuita a la institución.

-“sabes escribir en Braille”.-, de miedo le respondo ¡no!, entonces te enseñaré ,sacó una máquina  de escribir, dijo que se llamaba Erika , en ese aparato había tres teclas en la derecha , uno en el centro y las otras tres en la izquierda .-“Las primeras teclas sirve para las letras “A” hasta la “J”, el del medio es para el espacio, las últimas tres letras son de la “ K” hasta la “Z”., nada más , así de fácil  es escribir en ese sistema –”., asegura con tanta firmeza, que aquello no es complicado .
-“Me demoré en aprender dos meses. Desde que Luis Brille descubrió los alfabetos que ahora lleva su nombre, se multiplicaron los progresos técnicos a favor de los ciegos”,-“mírame a mí, siendo ciego me gradué sin problemas, por cierto nunca más lo vi  a mis  profesores”-, sonríe.

La primera máquina de escribir mecánica de nombre
Ericka fue presentada a comienzos de siglo XX en
Alemania
Cada vez nuestra conversación era amena, hasta que una llamada interrumpió  nuestro diálogo, me dijo ,me tengo que  ir en diez minutos ,-“hoy tengo reunión de profesores , te dejaré –”.Le dije gracias por haberme permitido conocer tu vida , el me responde –“ no te amilanes ante la vida ,lucha hasta conseguirlo”-,  le miraba detenidamente como caían las lágrimas sobre sus mejías , sentí pena .

Me despido, pero no pude evitarle: “¡decirle .Nos vemos!”.De inmediato advertía mi propia falta de tacto y me maldecía en silencio .Hasta que el me dijo –“no te preocupes “.Yo también digo nos vemos”, me has hecho recordar  a una compañera, que  siempre que se despide me dice, nos vemos Luis, tal vez será  que ambos somos ciegos, y uno no conoce a demasiados ciegos en la vida.”-.

  Le dije Adiós.
   








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